+ El principio de un final.

Llevo más de 10 años trabajando en la misma empresa y nunca había visto las cosas tan jodidas.
Hoy está siendo uno de los días más tristes de toda mi vida laboral, en unas horas se presenta un ERE en el que se irá a la puta calle el 30% de los trabajadores. No hay nada que hacer, no hay trabajo, no llegan pedidos y no somos rentables.
Es solo el principio de un final.
El día ha empezado con una parada en la que toda la gente ha salido a la calle en una especie de manifestación por la defensa de los puestos de trabajo, tratando de llamar la atención con bocinas y silbatos, reclamando lo imposible en un inútil acto de protesta, mientras... la lucha real, está en los despachos, entre abogados... y el veredicto final lo darán cuatro números en una tabla de excel.
Yo he salido también, no en acto de protesta para defender lo indefendible... sino de compañerismo.
El hecho de que sea consciente de la irremediable triste realidad, no quiere decir que no sepa distinguir entre los negocios y las personas, las matemáticas y las familias.
He cambiado el silbato por un cigarro, huyendo molesto por las cámaras de la televisión local... daba caladas en silencio mientras observaba las caras de la gente, mis compañeros de trabajo... le he dado un golpecito en la espalda a uno de ellos que permanecía como yo, quieto, inmóvil, callado, probablemente más afectado que yo por todos sus años de dedicación y compromiso con a la empresa...
-Dónde nos hemos de ver, Juan - le he dicho. Él ha asentido con la cabeza, mirando mis ojos cristalinos, llenos de pena.