Kevin Carter, fotógrafo profesional, un hombre blanco perfectamente bien alimentado observa cómo una niña africana se muere de hambre ante la mirada expectante de un buitre. El hombre blanco hace fotos de la escena durante 20 minutos. No es que las primeras no fueran buenas, es que con un poco de colaboración del ave carroñera le salía una de premio, seguro.
Niña famélica con nariz en el polvo y buitre al acecho: no todos los días se conseguía una imagen así. Pero lo ideal sería que el buitre se acercara un poco más a la niña y extendiese las alas.
El abrazo macabro de la muerte.
Pero el hombre esperó y esperó, y no pasó nada. El buitre, tieso como si temiera hacer huir a su presa si agitara las alas. Pasados los 20 minutos, el hombre, rendido, se fue.
La niña estaba a tan sólo cien metros (algunas fuentes dicen mil) de distancia de un campamento de ayuda de las Naciones Unidas e intentaba llegar hasta ese sitio para pedir comida; sin embargo, el fotógrafo cumplió con su trabajo de retratar la terrible escena y se retiró del lugar sin ayudarla.
Una de las fotos se publicó en la portada de The New York Times y acabó ganando un premio Pulitzer.
La imagen de ese buitre acechando a una niña moribunda en África le persiguió en vida. Con ella atrapó el Pulitzer, pero también la maldición de una pregunta: “¿Qué hiciste para ayudarla?”
A los dos meses de recibir el premio en Nueva York, Kevin Carter se suicidó.
Sense comentaris...pell de gallina!
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