
Por si alguien no sabe de que va...
Lo primero es quedarse en calzoncillos, muy importante, im-pres-cin-di-ble.
Luego te introducen estirado en una especie de lavadora atómica... un tubo ultrasónico del futuro pero sin luces parpadeantes de colores, parece que pueda tele transportarte en el espacio, en el tiempo... pero no... ya lo imaginaba, las cosas que se pintan de color crema-hospital no molan... solo te transportan a tu realidad y las razones que te han llevado allí...
Luego te acercan un cable con un botoncito rojo...
esta es la alarma, te dicen,
por si pasa algo aprieta el botón... y acto seguido de la sala desaparece todo cristo, como si pudiera repetirse la fractura en el reactor 4 de Chernobyl, como si aquello fuera a irradiarlos de forma irreversible...
Te quedas completamente solo, inmóvil, mirando al techo que también es de color crema hospital mientras te conviertes en una masa de carne inútil, en un canelón nuclear...
Te dan también unos cascos y te ponen un disco de rythim&noise y permaneces allí sin poder mover ni un dedo durante unos 20 minutos, tiempo suficiente para que fotografíen tus entrañas y te de tiempo a pensar, pensar... a comerte la cabeza, no tienes nada más que hacer.
La última vez que me metí en una máquina de estas fue por razones muy distintas que podrían haber sido infinitamente más preocupantes... esta vez al fin y al cabo la cosa no puede ser tan seria... así que me puse en ese estado de ánimo que me caracteriza... siempre contradictorio... a discutir conmigo mismo entre pensamientos optimistas y catastróficos... entre la alegría y la tristeza de darme cuenta de que las cosas van mal, pero no tanto, podrían ir peor... o mejor...
De vuelta a casa me equivoqué expresamente de camino y me di un paseo en coche por Barcelona, eran las 10 de la noche, la ciudad estaba empezando a calmarse y yo parecía sedado, rodaba lentamente, con seguridad, sin prisa alguna, disfrutando del trayecto. La música sonaba mientras el aire acondicionado daba en mi cara, se mezclaba con el suave bochorno que entraba por las ventanas abiertas de par en par.
Hubiese conducido durante horas esquivando las luces de la ciudad...