+ Autobús

La ida. 8 de la tarde.
Chica, de unos treintaipocos... parece suramericana... la miro al entrar... me mira...
Vuelve a girarse pocos minutos después, me mira, gira la cabeza rápidamente... hace una cruz con la mano derecha desde la frente al pecho, y desde el hombro izquierdo al derecho... se santigua, se levanta y se baja en la siguiente parada.
Y yo que me quedo pasmado. Os prometo que no le hice ninguna imitación de cunilingus, ni estaba yo con los ojos bizcos pellizcándome los pezones ni nada por el estilo... ningún gesto obsceno. Simplemente se gira, me mira, se santigua y se va... sin más.
Alomejor fue ella que al verme tuvo pensamientos impuros y tuvo que limpiar pecados con la santa cruz.... o vio en mi al anticristo... o... yo que se...
Solo me faltaba eso, que se santigüen al verme...

La vuelta. 3 de la mañana.
Dos jovencitas de unos 20 años coquetean entre ellas con total naturalidad, se hacen mimos, conversan alegremente sin parar y se dan besitos frente la atenta mirada de medio autobús.
Ya no es el hecho de que sean lesbianas por el que las fusilan, son sordomudas.
Lesbianas, sordomudas.
Mi vista se dirige hacia todos y cada uno de los personajes que las rodean, que las molestan con sus caras de retrete, clavo los ojos con un fulminante.. que miras imbécil? más de uno se da cuenta y vuelve a mirar por la ventana.
Pienso en la vida que afrontan las dos niñas, tan jóvenes, con una vida repleta de obstáculos que encaran con fuerza, con orgullo, con entereza... tiran adelante abriéndose paso entre la maleza a machetazos.
Yo no las miro, las admiro.